CUANDO LAS SOMBRAS ROBAN NUESTRA VOZ

Hoy, luego de una amena y profunda conversación con mi viejo, una granverdad volvió a tocar las puertas de mi alma y, sin prisa, se sentó en lagalería de la humilde morada de la razón para contemplar la puesta del sol:El yo que nos representa es una maquinaria compleja, moldeada por unacadena incalculable de reacciones vinculadas a factores biológicos,culturales, las experiencias que vivimos y la forma en que respondemos antelas circunstancias de la vida. Cuando nos damos el tiempo de comprendercon honestidad todas esas vertientes que conforman nuestro carácter, surgeante nosotros una pregunta tan simple como poderosa, cuya respuestapuede convertirse en brújula:
¿Cuándo alguien actúa desde la conciencia, y cuándo simplementereacciona? ¿Cuándo hablamos realmente nosotros y cuándo nuestrassombras, frustraciones o sentimientos no resueltos roban nuestra voz paraliberarse?
Aprender a responder estas preguntas nos protege de caer en la trampa dereaccionar impulsiva-mente ante la liberación de los fantasmas de losdemás. Nos ofrece una oportunidad de mirar al otro con compasión ycomprensión antes de ceder a los deseos de juzgar.
Detectar cuándo somos nosotros y cuándo son nuestras sombras las quehablan, nos abre el camino hacia un conocimiento más honesto de quiénessomos. Al mismo tiempo, nos enseña a ser más pacientes con los demás.Ahora bien, es igualmente sano aprender a trazar límites. La empatía noexige sacrificio de la dignidad, ni justifica la exposición constante alatropello. Ser compasivos no significa aceptar lo inaceptable; significaentender, sin dejar de cuidarnos.

A veces creemos que conocernos a nosotros mismos es simplementerecordar lo que nos gusta o lo que creemos que somos, pero elautoconocimiento real comienza cuando somos capaces de observarnos enel momento exacto en que estamos por responder desde la herida y nodesde la verdad. En ese instante de pausa, cuando el alma respira antes dereaccionar, descubrimos que la madurez, más que perfección, es sinónimoconciencia; que cada emoción contenida, cada impulso que no se lanza, esun acto silencioso de sabiduría interior. Porque quien aprende a reconocersus propias sombras deja de temer las ajenas, y en lugar de construir muros,comienza a tender puentes incluso con quienes aún no saben que tambiénestán buscando el camino.

                                                                                                                                  Johan Japhet Febrillet P.

Siguiente publicación

¿Cuándo es suficiente?

Únete a la discusión

Comparar listados

Comparar
×