Durante mucho tiempo, la humanidad ha intentado imaginar a Dios con forma humana. Lo ha vestido con túnicas, le ha dado barba, trono y mirada severa. Lo ha puesto en los cielos para mantener la distancia. Pero cuanto más lo hemos colocado allá arriba, más nos hemos alejado de su esencia.Y quizás por eso tantos lo buscan y tan pocos lo encuentran: porque lo buscan afuera, cuando su morada ha estado...